viernes, 30 de noviembre de 2012

AMOR A LA PERSEVERANCIA


La Madre de Jose vive sola. Hace ocho años que mi padre murió. Ella no puede salir sola excepto a dar caminatas cortas. Tiene muchas dificultades con su memoria corta. Las conversaciones se limitan a unos cuantos comentarios repetidos.

Sin embargo, mi madre me dijo algo profundo: El otro día estaba pensando en mis problemas y decidí que no tengo nada de qué quejarme. Dios me está cuidando y tengo gente que me ayuda. Mi único problema es que no puedo acordarme de nada, y tengo muchos lápices y papel para escribirlo todo.



El apóstol Pablo luchaba con lo que él llamaba "un aguijón en la carne"
2 Corintios 12:7. Pero descubrió que en su debilidad, él experimentaba El poder de Cristo
Dijo: Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo.

Todos tenemos luchas. Éstas se pueden relacionar con la edad, las finanzas, las relaciones o miles de otras dificultades. Pero si de verdad disponemos nuestro corazón a confiar en Dios, y si permanecemos agradecidos incluso en medio de nuestros problemas, es más probable que reconozcamos que no tenemos nada de qué quejarnos.